jueves, 3 de marzo de 2016

Museo de la Inquisición y Tortura (II)


He aquí la segunda entrega, que no por ello menos escalofriante, de los métodos de tortura, inventiva del "ser humano" para con los de su especie.


EL EMPALAMIENTO


La práctica de esta forma de tortura, reservada a los prisioneros de guerra, tuvo una amplia difusión en toda la Europa medieval, si bien sus origenes, se encuentra indiscutiblemente en el Medio Oriente. Con el fin de atemorizar a lo enemigos, los asirios, y posteriormente los turcos solian empalar a los prisioneros exponiéndolos sobre las almenas de los castillos conquistados o ante las fortalezas asediadas. 
Este suplicio consistía en traspasar el cuerpo del condenado con un palo de  madera fijado verticalmente en el suelo tras hacer sido introducido por en verdugo en el ano de la víctima. Con el propio peso de ésta el palo seguía introduciéndose en el interior del cuerpo hasta salir en muchas ocasiones.
La víctima en esta posición sólo podía esperar la muerte para así poner fin a su agonía y sufrimiento. Pero la crueldad horrible y refinada del verdugo hacía que ésta llegara tan sólo después de muchos días. De hecho cuando el palo era introducido en el cuerpo, tenia una inclinación determinada para no dañar órganos vitales. Además de que la punta del artilugio era redonda para así asegura que penetraba lentamente en el cuerpo.


EL CINTURÓN DE CASTIDAD 

Un imperecedero mito popular, aunque recogido en publicaciones académicas, mitifica el uso de este aparato.. La opinión tradicional es que el cinturón de castidad se usaba para garantizar la fidelidad de las esposas durante largar ausencias de los maridos y sobre todo-- nadie sabe porqué ya no quedan evidencias documentales que den soporte a tal idea-- de las mujeres de los cruzados que partían a Tierra Santa
Quizás alguna vez y no por durante mucho tiempo la "fidelidad" se garantizaba así por algunas horas pero nunca por tiempo muy dilatado 2 ó 3 días ya que una mujer ceñida de esta manera perdería en breve la vida a causa de las infecciones ocasionadas por acumulaciones tóxicas no retiradas, por no mencionar las laceraciones y abrasiones provocadas por el mero contacto con el hierro, eso sin cantar con la posibilidad de que ya existiese un embarazo en curso.
En realidad el uso principal del cinturón era muy diferente; era evitar violaciones..... una barrera frágil pero suficiente en determinadas épocas de acuartelamiento de los soldados en las ciudades.
Se sabe, por testimonios que algunas ancianas sicilianas y españolas aún recuerdan, como ese cinturón era colocado de manera voluntaria por las mujeres de la época.
Obviamente es un artilugio de tortura, quizás en un contexto diferente, autoimpuesto, para evitar el terror del macho y el miedo a sufrir la agresividad masculina. Pero aún asi con más razón es un elemento de tortura.


EL ANILLO AUTOMORTIFICANTE

 Este ingenio se utilizaba para impedir la erección del órgano genital masculino mediante las puas que llevaba en su interior.
A diferencia del cinturón de castidad femenino, que era una forma de humillación impuesta para asegurar la fidelidad conyugal y más a menudo  autoimpuesta para evitar agresiones sexuales, el anillo mortificante era una forma de sufrimiento que el hombre generalmente religioso se autoimponía voluntariamente para intentar alcanzar un estado de perfeccionamiento moral o espiritual más alto.
La necesidad de mortificación era una de las enseñanzas más recurrentes en la religión cristiana, como freno a la concupiscencia y como librea adhesión al sufrimiento redentor de Jesucristo: la salvación del alma a través de la mortificación de la carne. 
Preocupados por imitar  la pasión de Cristo y alejar las tentación pecaminosas de la carne los religioso se infringían  suplicios tales como cinturón de espinas, autoflagelación, el collar claveteado etc.


LA CUNA DE JUDAS

Este procedimiento prácticamente no ha cambiado desde la Edad Media hasta nuestros días. La víctima es izada por unas cuerdas atadas a sus extremidades y descendida sobre la punta de la pirámide, de tal manera que su peso reposa sobre el punto situado en el ano, en la vagina, bajo el escroto o bajo el cóxis.. 
El verdugo, según las indicaciones de los interrogadores,, puede variar la presión desde nada hasta todo el peso del cuerpo. Se puede sacudir a la víctima varias veces o hacerla caer repetidamente sobre la punta, ...vamos...al gusto!!!
La "cuna de Judas" se llamaba "la vigillia" en francés.






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